La responsabilidad, según cita la RAE es una “obligación moral de alguien de responder de algo o de alguien, o de hacerse cargo de sus consecuencias”. Mas allá de los conceptos, la responsabilidad es una virtud, un bien que se vuelve en extremo valioso en estos tiempos y que determina en gran medida los resultados de los proyectos que inicias y son importantes para ti, afecta también las relaciones con los amigos, la práctica profesional, la percepción que los demás tienen de tu persona y obviamente, los resultados de la terapia.
La responsabilidad contigo misma, (y ojo, no hablo de rasgos obsesivos relacionados al perfeccionismo) es una de las características que más afecta la terapia, tanto en la duración como en la efectividad. Sabías que, un terapeuta puede tener un pronóstico de tu proceso enfocándose solo en la responsabilidad que muestras? Los psicólogos sabemos que la responsabilidad con el proceso terapéutico no solo se relaciona con la asistencia, puntualidad, ejecución de tareas, sino que también se refleja en la capacidad de llevar lo que estás aprendiendo durante esa hora de sesión a tu vida, a tus hábitos, a tus relaciones y finalmente a lograr los objetivos que te propones al recibir este servicio.
Lejos de lo que la sabiduría popular nos dice, ser responsables o no, no tiene que ver con el nivel cultural, la capacidad adquisitiva, el género etc. Era común escuchar a los mayores cuando pequeña decir que “las nuevas generaciones estaban perdidas”, y jocosamente en ese momento les respondía “pues hay que salir a buscarla”. Hoy, luego de unos años, puedo afirmar que ninguna generación está extraviada y mucho menos perdida, he conocido jóvenes muy responsables, que mantienen hogares, llegan temprano a su trabajo, reciben ascensos, se comprometen con sus procesos, salen de alta, y queda la satisfacción como terapeuta de haber conocido a esa persona y nos arropa la tranquilidad de que les va a ir bien en las metas y proyectos que se propongan.
En los extremos de la balanza de ser responsables o no, simplemente no se justifican con la edad, en un extremo podemos ver al técnico sexagenario que peina canas y te dice que va a llegar “tempranito” y al medio día y con ojeras de madrugar aún lo sigues esperando sin esperanzas de que aparezca ese día, en el otro extremo aparece el joven fotógrafo que no llega a sus 25 años y te promete que te va a entregar su trabajo acabado en 10 días laborales y los envía con una calidad excepcional en la mitad del tiempo pautado.
La responsabilidad llega a afectar tanto a una persona que impacta incluso la calidad de la relación pareja, trata de imaginar, ¿cómo vas a tener una relación sana con el otro si no logras comprometerte contigo misma?
Querida futura paciente, tu terapeuta se compromete contigo a dar lo mejor de sí, a poner sus años de experiencia y formaciones a tu entera disposición, incluso a sacrificar horas de sueño o esparcimiento para tomar una formación más y así poder acompañarte como mereces, me comprometo a estar para ti como tu terapeuta, hasta que no me necesites. Solo recuerda que tú también tienes que ser capaz de comprometerte con tu proceso, con los lineamientos del servicio que seguramente te explicaré las primeras sesiones para que puedas ver los resultados de una terapia que se entrega con amor.
La responsabilidad, si hoy no es una característica que te acompaña, aún hay luz la final del túnel, te invito a que no asumas más de lo que puedes cumplir, aprende cuando parar, aprende cuando decirle que no a un proyecto que sabes que no tienes el tiempo o la energía para desarrollar, y sobre todo, aprende a ser responsable contigo misma, si aprendes a serlo contigo, es el primer paso para comprometerte con todo lo demás.
Nos vemos en terapia….
Articulo consultado
https://www.rae.es/diccionario-estudiante/responsabilidad