
Toda familia tiene retos en la educación y crianza de los hijos, pero las familias re-ensambladas (padrastros y madrastras) presentan mayores retos en este sentido, sobre todo cuando existen hijos de matrimonios previos que estarán conviviendo con la nueva pareja.
¿Debe mi pareja educar a mi hijo? ¿Tiene permiso para corregirlo? ¿Cómo tomará esto mi familia extendida? ¿Mi hijo lo aceptará? Sin duda alguna tener una familia armoniosa toma tiempo y estas interrogantes son válidas para poder incorporar a los nuevos miembros de la familia de forma exitosa.
La nueva pareja debe enfrentarse al reto de abrir la comunicación con los hijos sobre los cambios que irán ocurriendo en el futuro, así como ser intencional en el contacto paulatino a través de tiempo de calidad con los hijos de la pareja, no podemos esperar que un niño con el que no tengo ningún vínculo emocional tome de buena gana una instrucción que tal vez sea contraria a los deseos del niño, aunque sea lo correcto para su bienestar. Por tanto, se hace necesario que poco a poco la persona que se incorpora a la familia comience a crear vínculos con los pequeños bajo la supervisión del padre o madre al que se va a unir la persona para conformar una nueva pareja.
Pero, qué pasa si en la primera semana llego a casa y encuentro que las formas de corregir no son las que considero correctas, o si encuentro que mi pareja es permisiva en extremo y no maneja prácticamente nada de lo que hace su hijo/a. En este caso toca tomar la situación con calma y no intervenir en el momento. Una conversación en privado entre los adultos para ponerse de acuerdo en métodos para corregir adecuados, acorde a la edad y la falta del niño se hace indispensable, y, sobre todo, limitarse a que sea el progenitor quien ponga la disciplina. Abstenerse hasta que se cree el vínculo con el niño es un reto, pero, en un primer momento es una buena estrategia.
Aprender a evitar ser el policía bueno y el policía malo, es también algo a tomar en cuenta. No debe ocurrir que la mamá, acabando de colocar un límite, el padrastro, en un intento de crear la relación de forma apresurada, quite la autoridad a la mamá violentando el límite, esto solo confundiría al niño y lejos de ser beneficioso traería caos.
¿Qué ocurre si sucede algo y no nos da tiempo y me toca improvisar? Padrastros y madrastras, recuerden que, aunque ustedes también son importantes, deben ganarse su espacio con los niños de su pareja, el diálogo siempre va a ser su mejor aliado, intentar imponer cosas “porque lo digo yo” o “porque así fue como me educaron a mí y mira lo bien que salí” no va a resolver nada, el rechazo llegará y, a la larga, va a afectar tu relación de pareja pudiendo terminar en una ruptura o en rencores entre hijos y padres por no haber manejado bien la situación.
Cuando en la casa viven familias extendidas como tíos, primos, abuelos etc., se puede complicar aún más la dinámica, en estos casos la pareja debe ser muy comunicativa y explícita sobre cómo actuar a la hora de educar a los niños. La mejor estrategia sería tener un espacio propio u organizarse para lograrlo, pero, en los casos que esto no sea una posibilidad, se debe tomar en cuenta estrategias para lograr una convivencia lo más sana posible, con límites claros entre los miembros de la familia.
Pero ¿qué ocurre si mi pareja ya lleva un tiempo en casa, no lo supe manejar en el momento y ahora mi hijo/a está resentido porque mi pareja es autoritario/a y siente que no lo protejo, aunque en privado converso con mi pareja expresando mi descontento con su forma de corregir?
Ciertamente, cuando la pareja funciona bien y la dinámica es armoniosa, los hijos se benefician pues tienen progenitores más disponibles y regulados para hacer frente a los retos de la crianza, pero, pudiera pasar que en la familia reensamblada la dinámica de pareja funcione bien, pero con los hijos no se exprese la misma relación. En estos casos, mamá, debes conversar con tu hijo, dale el permiso de expresar cómo se siente, valida y se congruente con sus emociones. Conversa con tu pareja, traten de llegar a acuerdos sobre cómo poner límites en la educación de los hijos, pero, ten presente lo siguiente: si sientes que tu hijo/a está en peligro, pues está siendo abusado de cualquier manera, tu deber es cuidar del bienestar de los niños en primer lugar y se deben tomar las acciones necesarias para garantizar la protección de tus hijos como prioridad.